La violencia masculina es el mayor problema del mundo

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Lori Day (*) escribió este  post, que traduzco a continuación, llamando la atención con su título-shock sobre la violencia masculina. Adelante, primero llean:

Supongo que soy una odia-hombres, por escribir un título así, usando mi teclado para disparar un tiro de advertencia de todo un género. No todos los hombres (#NotAllMen ) son violentos, y algunas mujeres si los son, y todxs sabemos eso, pero esta conversación sigue siendo el equivalente en Internet de enfundarse un chaleco suicida y detonarlo con el clic de un ratón.

Está la historia. Se registra y se recuerda y se cuenta y se repite. Hay estudios y hay ojos, que revelan la misma información. Los medios de comunicación están plagados de historias de guerra y genocidio y violaciones y la brutalidad policial y tiroteos e ISIS y la violencia doméstica. Todos estos artículos están repletos de enlaces directos con datos que actúan de apoyo a lo que es patentemente obvio. Yo no voy a enlazar a ninguna noticia ni investigación académica, porque cualquier persona que realmente necesita «pruebas» tiene Google, y no voy a hacer los deberes a nadie.

La violencia masculina es el peor problema en el mundo, ya que es a la vez catastrófico y no discutible. Por alguna razón hay un montón de angustiosa preocupación discutiendo sobre la religión de la violencia o la raza de la violencia, como si esos fueran los predictores más destacados o que definen mejor la brutalidad que ocurre a una escala global desde los albores del tiempo. Que el denominador más común de toda la violencia – desde una paliza hasta el asesinato de millones – sea poco investigado, que apenas nada se haya escrito, y que sea agresivamente negado es repugnante.

Mírame, refugiándome bajo la cabecera de un blog feminista, para no ser descuartizada por comentaristas masculinos no moderados en el vasto océano digital, desangrándome rodeada por una hambrienta jauría machuna. Esa es mi prerrogativa, y puede que algún día abandone si me convierto en masoquista o simplemente decido que mi solitaria vocecita se necesita urgentemente … por ahí. Por ahora, me acurruco entre personas cuerdas y racionales. Hablo desde una carpa tan alta como las estrellas, alrededor de un fuego que brilla intensamente en los rostros de aquellas que se envuelven en esa manta que abriga contra de un mundo indiferente, una carpa que la agresión masculina tiraría abajo si se deja de vigilar por sólo un momento.

Esto no se resolverá en lo que me queda de vida o la vida de mi hija, o nunca, y sin un reconocimiento catártico entre nosotros mismos como especie. Hasta que no se pueda hablar y escribir abiertamente sobre «la violencia de patrón masculino», nada va a cambiar. Después de todo, si no podemos tener un diálogo directo y público acerca de quién está cometiendo la mayor parte de las atrocidades humanas, ¿cómo podemos esperar un mundo más amable y pacífico?

Una vez leí que cuando mencionamos «calvicie de patrón masculino,» nadie grita, «Pero no todos los hombres son calvos!» Por supuesto que no lo son. Pero la mayoría de las personas que pierden su cabello a medida que envejecen son hombres, a pesar de que algunas mujeres también. Sospecho que la mayoría de la investigación médica para la prevención o el tratamiento de la calvicie de patrón masculino no se está encontrando con campañas de troleo #NoTodosLosHombresSonCalvos o con las amenazas de muerte que suelen acompañar. Hay una cosa que se llama estadística, y por algún motivo hay hombres que pueden reconocer la prevalencia relativa de la calvicie en los hombres en comparación con las mujeres, y pueden apoyar la investigación para una solución médica que se basa en el estudio de la pérdida de pelo de los hombres. Y para muchos de ellos, la solución de la crisis de la calvicie de patrón masculino es mucho más importante que la solución del problema de la violencia de patrón masculino. Hacen alarde de su ensimismamiento sin un atisbo de su propia vergüenza.

Conozco a un montón de hombres que se preocupan profundamente por la violencia de los hombres contra las mujeres y en contra de otros hombres, y estoy muy agradecido por ellos. Pero demasiados hombres consideran esto una «cuestión de la mujer», y oh cielos, ¿qué demonios significa eso? ¿Piensan estos hombres que las mujeres podemos detener la violencia masculina por nuestra cuenta? En plana magnánimo, se podría decir que esta gente no tiene ni idea o se podría decir que son optimistas. De cualquier manera, también hay que decir que no viven en la realidad.

La violencia es el último refugio del incompetente. No lo olvides nunca, y ni se te ocurra subestimarlo. Está arruinando el mundo. Pero no puedo terminar sobre nota, así que terminaré así:
La perseverancia prevalece sobre la violencia; y muchas cosas que no se pueden superar cuando están juntas, ceden cuando se les enfrenta poco a poco. ~ Plutarco
Así que poco a poco es cómo lo enfrentaremos.

Ahora recomiendo la lectura de Coral Herrera Los hombres y la violencia de género, y cito:

El 90% de los hombres son asesinados por hombres, el 95% de las mujeres, también. De cada 3 mujeres en el mundo, 1 sufre o ha sufrido violencia por parte de un hombre. Los feminicidios son consencuencia de la cultura patriarcal en la que vivimos, aquí unas claves para entender cómo educamos a los hombres en la cultura del machismo y la violencia, cómo podemos hacer para desaprender lo aprendido, y cómo adquirir herramientas para construir un mundo más pacífico e igualitario. 

CONTENIDO EXTRA

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Radical simplemente significa agarrar las cosas por la raíz. -Angela Davis

Tal vez algún día  los hombres se conviertan en protagonistas de su propia transformación, de transformar los roles de masculinidad hegemónica que están en la raíz de la violencia.

La voz de la autoridad masculina.

El sociólogo Michael Kimmel rememoraba la ocasión en que, impartiendo un curso universitario de estudios de género al alimón con una colega, el día que le tocó a él dar la clase, un alumno suspiró, «Finalmente! Una voz imparcial.» A su colega sencilamente no le tomaban en serio porque le iba algo en el asunto (otro día hablamos de androcentrismo).

Estos días de verano negro de violencia de género, escuchamos cada vez más voces masculinas, a pesar de que demasiados hombres siguen viendo la violencia de género como algo ajeno, que no va con ellos, como explica aquí Paco Abril, coordinador de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género de Cataluña (Ahige). Pues no es casualidad, como explica Miguel Lorente Acosta,

 «Estar en el camino que termina en la violencia es estar contra la identidad masculina y contra la cultura que la moldea con el barro de la desigualdad.»

Josetxu Riviere propone desde Gizonduz

«… sería necesario evitar que aparezca con mucha fuerza en el discurso un solo modelo de masculinidad alternativa: heteros, públicamente sensibles, al cuidado de criaturas, alejados del modelo externo más “viril”… Sería un mal asunto en estos tiempos de debate sobre los géneros, sexos e identidades establecer un nuevo modelo rígido. No creo necesario que para poner en cuestión la masculinidad tengamos que escribir nuevas reglas, nuevos modelos. Tengo mis serias dudas de que sea necesario ningún modelo que se apellide masculino o femenino. Tampoco tengo claro cómo hacemos para construir nuestra manera de estar en mundo lo más libremente posible sin establecer algunos modelos positivos de referencia. Podríamos partir de remarcar la importancia de la diversidad para que todas y todos nos sintamos reconocidos y legitimados. Habrá que seguir pensando – «
Puedes seguir leyendo aquí.
Os dejo con una par de «voces masculina autorizadas»:
Jackson Katz: «La Violencia contra mujeres es un asunto de hombres»

Y de nuevo Miguel Lorente Acosta, que por ser aliado, también es «traidor»

(*) Lori Day es psicóloga educacional, consultora y coach de parentalidad, en Lori Day Consulting in Newburyport, Massachussetts. Es autora de  Her Next Chapter: How Mother-Daughter Book Clubs Can Help Girls Navigate Malicious Media, Risky Relationships, Girl Gossip, and So Much More y habla sobre cómo criar niñas confiadas en una cultura de marketing y medios que les desempodera. Puedes conectar con Lori en Facebook, Twitter, o Pinterest.